El pasado sábado sufrimos el efecto devastador del viento. No lo había visto nunca con la fuerza y velocidad con la que pasó. Aparte de los desperfectos ocasionados siento mucho las siete vidas que se llevó por delante, en particular las de los cuatro niños de Sant Boi de Llobregat. Estos son varios de sus destrozos: 

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